Una metodología que ha logrado ser un aporte para organizaciones grandes y pequeñas a la hora de enfrentar los escenarios generados por la pandemia.
En los últimos años, en el mundo corporativo, la agilidad se ha vuelto una consigna, un camino a seguir con la esperanza de generar algún tipo de ventaja competitiva o simplemente para imprimir velocidad en sus procesos. Todo dentro del contexto de la cuarta revolución industrial y de la transformación digital, los que se encuentran íntimamente ligados.
Lo anterior, se puede evidenciar gracias a los resultados obtenidos por el Observatorio de Sociedad Digital de Unegocios FEN UChile, el que a través de su estudio “Índex, índice de adaptabilidad al futuro de las empresas” afirma que la mayoría de las empresas de todos los tamaños e industrias no se encuentran capacitadas para enfrentar los desafíos del futuro: Un 74,9% se declara desadaptada en cuanto a la construcción de escenarios futuros o con un nivel primario en cuanto al índice de adaptabilidad que presenta el estudio. Por otra parte, sólo un 25% de los consultados afirma tener modelos de aprendizajes continuos en sus empresas, eliminando los sistemas de control de gestión y aplicando liderazgo fluido y flexible.
Incorporación de metodologías Ágiles
“Entendiendo que este no es un cambio con el que hay que lidiar como si fuera una molestia, sino más bien uno al que hay que adaptarse y adherirse. Un elemento adoptado más, dentro de un proceso de adaptación, integración y mejora continua, sin embargo, esto no se hace de la noche a la mañana ni está exento de estrés o problemas, pero es un proceso que está incorporado de forma probada en la organización y, en general, con muy buenos resultados”, asegura Errázuriz.
¿Están las PYMES preparadas para este mindset?
El docente comenta que las PYMES están abiertas a estos cambios y que, sin ir más lejos, las organizaciones precursoras de la agilidad eran, en su mayoría, pequeñas o medianas empresas de software. Sin embargo, muchas de ellas no se lograron ordenar y/o alinear para poder avanzar por esta senda. En el mundo corporativo se solía decir que la agilidad solo podía funcionar en una empresa mediana o pequeña, con equipos reducidos de trabajo, pero en la práctica, muchas veces es más desafiante implementar en estos entornos la cultura ágil.
Pequeñas V/S grandes empresas
José Agustín Errázuriz argumenta que “la verdad es que no es el tamaño de la empresa lo que hace posible que una organización incorpore la agilidad, sino su cultura y es aquí donde tal vez puede estar el problema que enfrentan muchas PYMES a la hora de implementar la agilidad, ya que poseen una cultura propia, pero puede no ser la adecuada o no estar alineada con lo que se desea hacer”.
Agrega que “tal como dijo Michael Sahota: ‘Para tener éxito, debemos comenzar a pensar respecto a la agilidad como una cultura, y no como un producto o una familia de procesos’. No es complejo comprender cómo funciona un Sprint, o conceptos de Scrum Master o Product Owner. Lo complejo es adaptar la cultura de la organización al nuevo paradigma”.
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