Reducir la jornada laboral en una empresa: ¿Por qué puede ser una buena alternativa?
En el país ya hay instituciones que están apostando por esta tendencia que busca poner como foco central la productividad.
El 1 de marzo, en la institución financiera cooperativa Coopeuch comenzó a regir una nueva jornada laboral de 39 horas semanales por trabajador. Ejemplo que desafía a las organizaciones por mantener o incrementar la productividad trabajando menos horas, a través de la eficiencia, más que permanecer largas horas en la oficina frente a un computador.
Sin embargo, surgen diversas interrogantes respecto a esta iniciativa, ¿es una buena medida?, ¿cuál será realmente el impacto en el desempeño de los colaboradores?, ¿las empresas deben sumarse a esta tendencia? Pilar Ugarte, docente del Diplomado en Gestión de las Compensaciones y Desempeño de Unegocios FEN UChile, entrega su percepción.
Impacto en el rendimiento y desempeño
“La pandemia trajo consigo el ajuste de los horarios de atención en centros comerciales y supermercados, en donde quedó demostrado que sí es posible organizarnos para acceder a esos servicios, y las personas podemos adaptarnos a un cierre del comercio más temprano, haciendo que quienes trabajan en dichos establecimientos puedan irse a casa en un horario que les permita acceder a mayores espacios personales o familiares”, asegura la experta.
En el largo plazo, una jornada reducida llevaría a tener colaboradores más comprometidos, más productivos y con mejor salud mental y emocional. Conllevando a que las empresas puedan ver disminución de licencias médicas por sobrecarga, mejor clima laboral, menor rotación, y otros indicadores asociados que sin duda son un beneficio para todos y todas.
Por lo tanto, según la experiencia de la experta, contar con una jornada menor de trabajo aumenta la probabilidad de tener colaboradores más motivados, lo que en general se puede traducir en mayor productividad y eficiencia.
Aspectos importantes a considerar
Sin embargo, Pilar Ugarte comenta que “creo importante que las empresas nos preparemos para este cambio, pues para algunos colaboradores, puede ser más difícil organizarse y lograr mayor productividad, ya sea por el tipo de tarea que realizan o porque no cuentan con herramientas para lograrlo. Las organizaciones podemos apoyar este proceso capacitando a las personas en cómo organizar su tiempo, enseñarles a utilizar herramientas colaborativas de trabajo, ayudando a planificar y dar seguimiento a sus responsabilidades, enseñar a delegar, desarrollar habilidades para empoderar a sus equipos y descentralizando la toma de decisiones en la medida que sea posible”.